El azúcar y las funciones cognitivas

Hay muchos tipos diferentes de azúcar, el más común es la sacarosa, también conocida como azúcar de mesa. Este es un tipo de carbohidrato que pertenece al grupo de los disacáridos porque está compuesto por dos monosacáridos: glucosa y fructosa.

El cerebro de los mamíferos depende de la glucosa como principal fuente de energía, y la regulación estricta del metabolismo de la glucosa es fundamental para la fisiología del cerebro. Un adulto de peso normal necesita 200 g de glucosa al día, dos tercios de los cuales (unos 130 g) los necesita específicamente el cerebro para cubrir sus necesidades de glucosa.

La glucosa es el principal combustible del cerebro y es esencial para diversos procesos cognitivos, entre ellos:

• Producción de energía: Las neuronas del cerebro necesitan una cantidad significativa de energía para llevar a cabo sus funciones. La glucosa se metaboliza en el cerebro a través de la glucólisis y la fosforilación oxidativa para producir trifosfato de adenosina (ATP), la principal moneda energética de las células.
• Síntesis de neurotransmisores: La glucosa interviene en la síntesis de neurotransmisores, que son mensajeros químicos que transmiten señales entre las neuronas. Los neurotransmisores, como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina, desempeñan un papel crucial en la regulación del estado de ánimo, la atención y la memoria.
• Memoria y aprendizaje: La disponibilidad de glucosa está relacionada con los procesos de memoria y aprendizaje. Unos niveles adecuados de glucosa son necesarios para la formación y recuperación de recuerdos. Las investigaciones sugieren que las fluctuaciones en los niveles de glucosa en sangre pueden afectar al rendimiento cognitivo y a la función de la memoria.
• Mantenimiento del cerebro: La glucosa es esencial para mantener la estructura y la función de las células cerebrales. Proporciona la energía necesaria para los procesos celulares, favorece la formación de nuevas conexiones sinápticas y ayuda a preservar la salud general del cerebro.

Es importante señalar que, aunque la glucosa es crucial para la función cerebral, es fundamental mantener una dieta equilibrada y sana. Las fluctuaciones extremas de los niveles de glucosa en sangre, como las asociadas a un consumo elevado de azúcar o a enfermedades como la diabetes, pueden afectar negativamente a la función cognitiva.